
Exestudiante ingresó a Univalle a matar a su ex, pero terminó asesinando a otra joven con bala perdida
La estudiante de Literatura, murió tras ser alcanzada por una bala perdida durante un ataque armado en la sede Palmira de la Universidad del Valle. No era el objetivo. Solo estaba cerca del lugar del crimen.
Sirley Vanessa López Loaiza, de 23 años, era estudiante de Licenciatura en Literatura en la Universidad del Valle, sede Palmira. El pasado jueves 9 de mayo se encontraba con su pareja en una de las zonas comunes del campus cuando fue impactada por una bala en medio de un ataque armado.
Un exestudiante de la universidad, identificado como Brayan Stiven Tobar Martínez, ingresó al campus con un arma de fuego y disparó contra su expareja sentimental, hiriéndola de gravedad. Luego se suicidó.
Sirley, que no tenía ninguna relación con el atacante ni con la víctima principal del ataque, fue alcanzada por una de las balas mientras se encontraba a pocos metros del lugar del crimen.
Su pareja relató que ambos estaban sentados en una mesa cercana cuando ocurrieron los disparos. En medio de la confusión, él mismo tuvo que trasladarla de urgencia a un centro asistencial, ya que en el campus no había personal médico disponible. Sirley luchó por su vida durante tres días, pero finalmente murió el domingo 11 de mayo debido a la gravedad de las heridas.
La universidad confirmó su fallecimiento mediante un comunicado oficial, en el que lamentó la muerte de una estudiante destacada y expresó su solidaridad con la familia. Sin embargo, la reacción entre los estudiantes fue de indignación.
Durante los días posteriores, se registraron protestas y disturbios dentro del campus, con daños a la infraestructura como forma de expresar el rechazo frente a lo sucedido.
El crimen puso en evidencia fallas graves en los controles de ingreso y seguridad dentro de la institución. Los estudiantes han exigido respuestas claras y medidas concretas para evitar que se repitan hechos de este tipo. También han pedido que el caso no quede impune y que se asuma la responsabilidad institucional por las condiciones que permitieron el ingreso de un hombre armado a un espacio académico.
Sirley no conocía al agresor. No estaba involucrada en ninguna disputa. Su muerte ha sido un golpe para la comunidad universitaria, que hoy la recuerda como una víctima inocente en un hecho que pudo haberse evitado.
El caso continúa siendo investigado por las autoridades.
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