La víctima un joven, de 24 años, fue asesinado a tiros por su suegro luego de anunciar que pondría fin a su relación con la novia.

La decisión de terminar una relación le costó la vida. Así, de forma desgarradora, recuerdan familiares y allegados a José Luis Colla Dávalos, un joven de 24 años que fue asesinado por el padre de su pareja luego de que este decidiera separarse de su hija. 

El crimen ocurrió en la localidad de Ingeniero Allan, en Florencio Varela, Argentina y dejó en shock a toda la comunidad.

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José Luis convivía desde hacía dos años con Milagros Maidana, de 21 años, en una casa que pertenecía a su abuelo. Sin embargo, la relación era tensa y conflictiva, y finalmente él tomó la decisión de ponerle punto final. Cuando ella fue a recoger sus cosas, el infierno se desató.

Según testigos, Milagros llegó exaltada y llamando por teléfono a sus padres. Minutos después, su padre apareció armado. Sin previo aviso, disparó por la espalda a José Luis. Los balazos fueron directos al cuello y no le dieron oportunidad de defenderse.

Vecinos escucharon tres detonaciones y corrieron a ayudar. Encontraron al joven gravemente herido y alertaron a las autoridades. Pese a los esfuerzos por trasladarlo al Hospital, murió horas después por la gravedad de las heridas. El agresor, identificado por la familia como el suegro, huyó en un Volkswagen Vento gris y continúa prófugo.

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La versión de los padres de la novia 

Días después, la madre de Milagros se presentó ante la policía y declaró que acudieron a la casa tras una llamada de su hija, quien supuestamente dijo estar siendo agredida. Sin embargo, esa versión fue desmentida por la familia de la víctima, quienes aseguran que no hubo ninguna pelea.

“Fue un crimen premeditado”, afirmó Yanina, hermana de José Luis. “Ella fue a buscar sus cosas porque ya habían terminado. Lo acribillaron por la espalda. Mi hermano era un chico trabajador, respetuoso, y no merecía ese final.”

Para los Colla Dávalos, no hay duda de que el crimen fue planeado. No sólo señalan al suegro como autor material, sino que también acusan a Milagros y a su madre como cómplices por haber propiciado la emboscada.

Hoy, mientras el asesino sigue libre, la familia clama justicia y exige que se esclarezca el caso. En Florencio Varela, la comunidad también se une al clamor. Porque no fue una pelea. Fue un asesinato. Y aún hay una deuda pendiente: la captura del culpable.