Cayó alias “El Vikingo”, menor de edad que integraba banda que asesinó a comerciante cienaguero por $17 millones 


El joven, vinculado a la estructura criminal “Los Siete JR”, habría participado en el crimen de Normando Díaz, ocurrido el pasado 16 de mayo en Santa Marta.

A sus pocos años, ya sabía cómo se manejaba el mundo del crimen. No lo aprendió en libros ni en el colegio, sino en las calles de Santa Marta, donde lo apodaron “El Vikingo”, quizá por la violencia con la que actuaba, a pesar de su corta edad. 

Este menor de edad, cuya identidad se mantiene en reserva por razones legales, fue aprehendido por las autoridades por su presunta participación en uno de los crímenes que más estremecieron a la comunidad en los últimos meses: el asesinato del comerciante cienaguero Normando José Díaz.

Normando fue asesinado el pasado 16 de mayo en el barrio Riascos, a plena luz del día y frente a su esposa, luego de retirar 17 millones de pesos de una entidad bancaria. 

Lo interceptaron varios hombres en motocicletas. Ella llevaba el dinero en su bolso. Él, quizás por instinto o valentía, intentó resistirse al robo. Y en ese momento, uno de los delincuentes no dudó: le dispararon, dejándolo sin vida frente a los ojos de su familia y de una ciudad entera que aún no olvida.

Un resultado de investigaciones 

La captura de “El Vikingo” se logró gracias a la persistencia de los investigadores de la Seccional de Investigación Criminal e Inteligencia Policial, en coordinación con la Fiscalía. Lo encontraron en el sector La Lucha, del barrio Curinca, y según las autoridades, hacía parte de la banda delincuencial organizada conocida como Los Siete JR, dedicada al fleteo, el robo a mano armada y el sicariato.

Con él, ya son cinco los capturados por el crimen de Normando Díaz. Antes cayeron Luis Samuel Díaz, alias “Morrana”; Marwin Meriño Trujillo, alias “El Flaco”; Hoiser Fabián Guete, alias “Jois”; y Miguel Figueroa Trujillo, alias “Pito”. Todos fueron señalados como integrantes de esta peligrosa organización, especializada en seguir a sus víctimas desde bancos y ejecutarlos con una precisión que solo los años en el delito pueden enseñar.

Pero lo que llama la atención en esta ocasión es la edad del capturado. “El Vikingo” representa una triste realidad: el reclutamiento temprano de menores por parte de bandas criminales. A una edad en la que debería estar jugando fútbol o aprendiendo matemáticas, ya cargaba armas, participaba en planes de robo y terminaba con la vida de un inocente.

Ahora, será judicializado por homicidio agravado, hurto calificado y agravado, y fabricación, tráfico y porte de armas de fuego. Su futuro —como el de tantos jóvenes atrapados por la violencia— queda a merced del sistema judicial, mientras la comunidad se pregunta cuántos más como él siguen en las calles.

La Policía Nacional, en su comunicado, reafirma su compromiso de continuar combatiendo el crimen y hace un llamado a la ciudadanía a denunciar a través de la línea 123 cualquier hecho que afecte la seguridad y la convivencia.

Pero más allá de la estadística o del parte oficial, queda la historia de una vida que se apagó por resistirse al robo y otra que se consume en el delito, aún antes de alcanzar la adultez. Porque cada captura trae consigo una pregunta más profunda: ¿qué estamos haciendo para evitar que nuestros jóvenes terminen empuñando un arma en vez de un cuaderno?


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