
Rubby Pérez murió cantando: tragedia en discoteca deja más de 60 muertos
Durante una presentación en la emblemática discoteca Jet Set de Santo Domingo, el legendario cantante de merengue Rubby Pérez perdió la vida tras el colapso del techo del recinto. La tragedia dejó al menos 66 muertos y más de 150 heridos.
La noche del 8 de abril de 2025 prometía ser una velada inolvidable para los amantes del merengue. La discoteca Jet Set, un lugar emblemático en la vida nocturna de Santo Domingo, volvía a vibrar con la voz potente y emotiva de Rubby Pérez, el “orgullo de Bajos de Haina”, ícono indiscutible del merengue dominicano.

El público coreaba sus canciones de siempre, entre ellas Buscando tus besos, cuando, sin previo aviso, el techo del lugar comenzó a crujir. En cuestión de segundos, la estructura cedió y se desplomó sobre la multitud, convirtiendo la alegría en caos y destrucción. Gritos de desesperación reemplazaron la música, mientras cuerpos quedaban atrapados entre escombros y polvo.
Rubby Pérez, de 69 años, fue una de las víctimas fatales. Murió haciendo lo que más amaba: cantarle a su gente. Con más de cuatro décadas de trayectoria, Pérez dejó una huella profunda en la música tropical latinoamericana. Su voz, inconfundible y llena de alma, formó parte de la legendaria orquesta de Wilfrido Vargas antes de iniciar una exitosa carrera como solista en 1987.

El colapso de Jet Set dejó al menos 66 muertos y más de 155 heridos, según reportaron las autoridades. El presidente dominicano, Luis Abinader, declaró tres días de duelo nacional, mientras equipos de rescate trabajaban sin descanso removiendo los escombros y socorriendo a los heridos.
Jet Set ya había sido escenario de un incendio en 2023, y ahora se investigan las condiciones estructurales del lugar, en lo que podría convertirse en uno de los peores desastres urbanos de la historia reciente del país.

Entre la consternación y el dolor, los dominicanos recuerdan a Rubby Pérez no solo como un artista de talla internacional, sino como un hombre solidario y cercano, que superó adversidades —incluyendo una discapacidad física producto de un accidente— y que usó su fama para ayudar a otros.
Aquella noche, miles asistieron para cantar, bailar y revivir los éxitos de una leyenda. Nadie imaginó que sería su última presentación. El escenario se convirtió en tumba, y la música, en silencio. Pero la voz de Rubby Pérez, como su legado, seguirá viva en cada rincón donde se baile un buen merengue
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