El dueño del equipo fue tajante: no hay dinero, no habrá refuerzos y, si los actuales jugadores no reaccionan, el regreso a la B es casi un hecho.

El máximo accionista del Unión Magdalena, Eduardo Dávila Armenta, le dio un golpe de realidad a la afición bananera. En vez de promesas o fichajes salvadores, hubo una dosis de sinceridad brutal: no hay dinero, no hay refuerzos, y si esta nómina no mejora, el equipo está condenado a regresar a la B.

La crisis del ‘Ciclón Bananero’ parece no tener solución a la vista. Los jugadores actuales no han estado a la altura de las exigencias de la primera división: no han ganado un solo partido en el torneo, y el descenso vuelve a asomar con fuerza. Sin embargo, el panorama empeora con las declaraciones del propio dueño del equipo.

“Va a ser muy difícil replantear, reemplazar o cambiar la nómina, porque no hay un peso para hacerlo”, sentenció Dávila en entrevista con la emisora Fuego Stereo, desinflando las esperanzas de aquellos que soñaban con una posible reestructuración para el segundo semestre del año que salvara el año.

Consultado sobre la posibilidad de reforzar el equipo, el dirigente no se guardó nada: “Eso es muy difícil. Hay un déficit como de 800 millones de pesos y no se sabe cómo vamos a cubrirlo”, dijo con preocupación.

Y por si fuera poco, señaló que uno de los grandes males es la falta de apoyo desde las gradas: “La gente no fue al estadio y lo que recibimos dde la Dimayor no alcanza”, afirmó.

Con este panorama, la situación del Unión Magdalena es tan incierta como preocupante. El mensaje de Dávila dejó a los hinchas no solo sin ilusiones, sino con un sabor amargo. La salvación, si llega, tendrá que venir de un plantel golpeado, sin refuerzos, sin triunfos, y con un público que ha comenzado a dar la espalda. La nube se disipó… y la caída, si no hay reacción, será dura.