La última foto que se tomó el domingo Jorge Bolaño: fue un día especial


En la mañana estuvo en la iglesia con su esposa y en la tarde participó de un cumpleaños donde sufrió el infarto fulminante. Siempre estuvo aparentemente bien.

La vida se le escapó a Jorge Bolaño con la misma naturalidad con la que ese domingo regaló sonrisas, abrazos y alegría. El exvolante de la Selección Colombia, samario de nacimiento y eterno niño en alma, falleció de manera sorpresiva el pasado 6 de abril en Cúcuta, víctima de un infarto fulminante mientras celebraba el cumpleaños de su sobrino pequeño. Tenía 47 años.

Horas antes del trágico desenlace, Bolaño había asistido a la misa dominical, como solía hacer cada semana. En la iglesia Santa Ana, participó del servicio con devoción, como si aquel instante fuera parte de una despedida silenciosa. Al terminar la eucaristía, se tomó una foto con el sacerdote, imagen que hoy circula en redes sociales como un símbolo conmovedor de su último momento de calma. Allí se le ve sonriente, tranquilo, con una luz especial en el rostro. Nadie podía imaginar que esa sería su última imagen en vida.

“Se fue el más niño de la generación”, dijo con la voz entrecortada Carlos ‘El Pibe’ Valderrama, uno de sus grandes compañeros de cancha y de vida. Y es que Bolaño, incluso en medio de la fiesta infantil donde ocurrió todo, jugaba, cantaba y brincaba como si tuviera la edad del homenajeado. En varios videos que ahora duelen, se le ve compartiendo con los niños, bailando y contagiando alegría.

Fue en medio de esa celebración familiar que se acercó a su esposa con un gesto de incomodidad. “Me duele el pecho”, alcanzó a decir. Minutos después, el infarto lo sorprendió, y esta vez, a diferencia de cuando enfrentaba a gigantes en las canchas de Italia o Colombia, no hubo forma de contener el golpe.

La noticia sacudió al mundo del fútbol. En Italia, el Parma, equipo con el que Bolaño ganó la Copa Italia en 2002, expresó su pesar con un emotivo mensaje: “Adiós Jorge. Por siempre Gialloblu.” En Colombia, la Dimayor también lamentó la pérdida: “Siempre recordaremos su entrega, profesionalismo y legado en nuestro fútbol.”

Bolaño fue campeón con Junior de Barranquilla en 1995, bajo el mando de Carlos ‘Piscis’ Restrepo, y brilló junto a íconos como Valderrama y Valenciano. Representó con orgullo a la Selección Colombia y se convirtió en uno de los referentes de una generación que hizo soñar al país.

Hoy, la foto con el sacerdote —una instantánea de fe, serenidad y humanidad— permanece en la memoria colectiva como el último capítulo de una vida vivida con pasión. Jorge Bolaño se fue como vivió: con el alma limpia, la risa fácil y el corazón entregado a los suyos.

Su legado no solo habita en las canchas donde dejó huella, sino en cada sonrisa que provocó. En cada niño con el que jugó. En esa imagen que ahora, más que nunca, duele y consuela al mismo tiempo.


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