Lo que debía ser una noche de fiesta terminó en tragedia cuando uno de los presentes fue atacado con un cuchillo en pleno festejo. El agresor, captado en video, mostró una actitud perturbadora tras el crimen.

La música se escuchaba duro en las calles de El Peñoncito, Magdalena. Era una noche de celebración, de risas y abrazos, de baile y alegría compartida. Los asistentes disfrutaban del ambiente festivo sin imaginar que, en cuestión de minutos, todo se tornaría en caos y tragedia.

Luis Cantillo, un momposino que llevaba más de siete años viviendo en el pueblo, era conocido por todos. Esa noche, como muchos otros, salió a divertirse. Pero en medio de la algarabía, una discusión se encendió de un momento a otro.

Gritos, empujones y, de repente, un cuchillo apareció en escena.

Las versiones son confusas, pero el resultado es irrefutable. Luis fue atacado brutalmente con un arma blanca. Su cuerpo quedó marcado por una herida en la espalda. 

En los videos que hoy circulan por redes sociales se le ve tambaleándose, luchando por mantenerse en pie mientras la sangre manchaba su ropa.

Lo más escalofriante vino después. El presunto agresor, aún con el cuchillo en la mano, lamió la hoja ensangrentada y la besó, como si su acto fuera un trofeo. 

Su mirada desafiante y su actitud fría estremecieron a quienes presenciaron la escena. De no ser por la intervención de otras personas, aquel joven habría seguido con su frenesí homicida. Varios de los que intentaron detenerlo también resultaron heridos.

Hoy, en Peñoncito y Mompox lamentan la muerte de Luis Cantillo. Su homicidio absurdo deja un vacío en su familia y una sensación de impotencia en la comunidad. “Él solo quería disfrutar la fiesta, no merecía esto”, murmuran sus amigos entre lágrimas.

Las autoridades intentan reconstruir lo sucedido y dar con el paradero del agresor, cuya identidad aún no ha sido confirmada. La comunidad, conmocionada, exige justicia. Nadie quiere que otra noche de fiesta termine teñida de sangre.