«Por sapo y colaborador del Clan del Golfo»: el macabro mensaje dejado junto a un cadáver en Ariguaní


Las ejecuciones con advertencias se han convertido en la nueva forma de control del crimen organizado en Magdalena.

El mensaje era claro y brutal. En un pedazo de una hoja, escrito con letras gruesas, los asesinos dejaron la sentencia final: «Por sapo y colaborador del Clan del Golfo». A su lado, el cuerpo inerte de Jesús Adrián Almendrales Hernández yacía en el suelo de una trocha en Ariguaní, Magdalena. La violencia no necesita explicaciones cuando se impone con sangre.

Campesinos de la zona encontraron el cadáver. Almendrales, mototaxista oriundo de Nueva Granada, nunca llegó a su destino. Lo interceptaron en el camino, lo hicieron bajar de su moto y le dispararon sin piedad. Luego, dejaron su cuerpo abandonado, como un mensaje para todo aquel que se cruce en la guerra de los grupos armados ilegales que dominan el territorio.

El crimen, lejos de ser un hecho aislado, es una pieza más en el rompecabezas de horror que enfrenta Magdalena.

Las disputas entre organizaciones criminales han convertido el departamento en un campo de batalla donde la vida vale cada vez menos. No hay tregua en esta macabra competencia de quién mata más.

Las autoridades llegaron al lugar, recogieron el cadáver y prometieron investigar. Pero el miedo ya había hecho su trabajo: los habitantes de la zona volvieron a encerrarse temprano en sus casas, evitando ser el próximo nombre en una lista que sigue creciendo. Porque en esta guerra, cualquier paso en falso puede ser el último.


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