Los pistoleros le quitaron la suma de 600 mil pesos que acababa de cobrar del sueldo y luego lo acribillaron. 

Los cuatro disparos retumbaron en la noche. Yesid Orlay de la Cruz cayó al suelo, mientras su compañera sentimental, paralizada por el terror, veía cómo la vida se le escapaba.

Todo ocurrió en cuestión de segundos. Yesid y su pareja caminaban de regreso a casa por una calle oscura en el sector de Palermo, en Sitio Nuevo cuando dos hombres en motocicleta se les atravesaron. Sin mediar palabra, el parrillero descendió, sacó una pistola de su pantalón y les exigió todo lo que llevaban. El celador, de 21 años, entregó los 600.000 pesos que acababa de recibir como pago, pero su obediencia no le bastó al asesino. Cuatro tiros sellaron su destino.

La mujer gritó, intentó reaccionar, pero los delincuentes la empujaron con violencia antes de escapar en la moto con rumbo desconocido. Nadie salió a ayudar. Solo el sonido del río y el motor de la motocicleta marcaban la escena de la tragedia.

Minutos después, la Policía llegó al lugar, pero el daño ya estaba hecho. El cuerpo sin vida de Yesid yacía en el pavimento, mientras su compañera, en estado de shock, apenas podía articular palabras.

En la mañana, su familia se reunió frente a la morgue de Medicina Legal, tratando de entender lo que había sucedido. Un familiar, con la voz entrecortada, recordaba las palabras de Yesid:

—Él siempre decía que no le debía nada a nadie y que no le daba miedo caminar por allí… Pero los asesinos no preguntan.

La violencia sigue devorando vidas en el Magdalena. Anoche le tocó a Yesid. ¿Quién será el próximo en la lista?