La Santa Sede informó cómo pasó la noche el pontífice en su día número 12 de hospitalización.

La oficina de prensa del Vaticano emitió este martes una nueva actualización sobre el estado de salud del papa Francisco, quien permanece hospitalizado en el centro médico Gemelli de Roma desde hace 12 días.

Según el comunicado oficial, el pontífice argentino, de 88 años, «ha descansado bien toda la noche» y continúa evolucionando de manera favorable.

En el último parte médico se había informado de una leve mejoría en su condición, y se descartó que la insuficiencia renal detectada represente un riesgo significativo. Sin embargo, el estado de salud del Papa ha sido motivo de preocupación en los últimos días, tras sufrir complicaciones derivadas de una bronquitis, neumonía, insuficiencia renal y trombocitopenia, una condición caracterizada por un nivel bajo de plaquetas en sangre debido a anemia.

El pasado lunes, el Vaticano confirmó que el Papa había experimentado una crisis respiratoria que requirió la administración de altos flujos de oxígeno y transfusiones de glóbulos rojos para mejorar sus niveles de hemoglobina.

A pesar de la gravedad inicial, los informes más recientes indican que no ha vuelto a presentar episodios de dificultad respiratoria y que la terapia de oxígeno ha sido reducida progresivamente.

Los médicos continúan monitoreando su evolución con prudencia y decidieron mantener el pronóstico reservado debido a la complejidad del cuadro clínico. Aún así, el Papa retomó algunas actividades y mostró signos de recuperación.

Durante la mañana, recibió la Sagrada Eucaristía y por la tarde continuó con su trabajo.

Desde la oficina de prensa del Vaticano, se destacó el agradecimiento del pontífice «a todo el Pueblo de Dios, que en estos días se ha reunido para rezar por su salud».

Cabe recordar que Francisco fue ingresado el pasado 14 de febrero a raíz de una bronquitis con infección polimicrobiana, la cual derivó en una neumonía bilateral.
Esta condición, considerada grave, afecta ambos pulmones y puede derivar en complicaciones severas, como la acumulación de líquido en la pleura o la necesidad de ventilación artificial.