13 años al servicio de Los Pachenca: alias ‘Amarillo’ y su historial criminal sin castigo


Este sicario al servicio de Los Pachenca, salió de prisión por vencimiento de términos y cometió otro doble asesinato con la misma frialdad que lo ha caracterizado desde hace más de una década.

Darwin Enrique Arbeláez, mejor conocido en el bajo mundo de Santa Marta como ‘Amarillo’, volvió a teñir de sangre las calles de la ciudad que lo ha visto crecer como uno de los sicarios más letales de esta parte del país. Este jueves festivo, en plena vía que conecta a Ciénaga con Santa Marta, volvió a hacer lo que mejor sabe: matar con precisión, sin temblarle el pulso.

Montado como parrillero en una moto conducida por un extranjero, ‘Amarillo’ planeó y ejecutó su golpe. Primero derribó a su víctima con un disparo certero, y luego, al ver que el segundo objetivo intentaba escapar, lo persiguió sin piedad hasta acabar también con su vida.

Los cuerpos de ambos jóvenes quedaron tendidos, uno en cada calzada de la carretera, como una firma macabra del sicario de Los Pachenca.

Las víctimas fueron identificadas como Andrés Felipe Ochoa, de 24 años, exjugador de la Sub-20 del Unión Magdalena, y su primo Ronald Maestre, ambos oriundos del corregimiento de Buenos Aires, en Aracataca. Según versiones preliminares, los jóvenes habrían sido señalados por la organización criminal como supuestos emisarios del Clan del Golfo, algo que sus familias niegan rotundamente, asegurando que se trató de un error fatal.

Una vida al servicio del crimen
El prontuario de ‘Amarillo’ es largo y oscuro. Desde 2011 se le conoce en el barrio 17 de Diciembre como un verdugo al servicio de Los Pachenca.

Su nombre comenzó a sonar con fuerza en 2015 cuando la entonces comandante de la Policía Metropolitana, la coronel Sandra Vallejo, logró su captura tras señalarlo como objetivo prioritario. En ese momento, la Fiscalía solo pudo imputarle tres homicidios: el de Samir Eduardo ‘Ruso’ Lara, el de Misael Gregorio Muriel Flórez y el del motociclista Luis Alfredo Polo Sánchez. Pero los informes de inteligencia advertían que las víctimas eran muchas más.

Pese a su historial, alias ‘Amarillo’ recuperó la libertad, gracias al vencimiento de términos en su proceso judicial. No tardó en retomar su papel dentro del aparato criminal de Los Pachenca, grupo al que ha servido con lealtad desde su adolescencia, ejecutando ajustes de cuentas con la frialdad de quien no conoce el valor de una vida.

Este jueves, el verdugo volvió a caminar las calles como si nunca se hubiera ido. Volvió a matar. Volvió a sembrar miedo. Y volvió a demostrar que, mientras el sistema judicial siga fallando, la muerte seguirá teniendo rostro conocido en Santa Marta.


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